El dengue es hoy una de las principales preocupaciones sanitarias para la provincia, de acuerdo a la última reunión que tuvieron los referentes de salud esta semana y en la cual presentaron los datos epidemiológicos. Desde febrero, los casos aumentan todos los días en distintos barrios de la capital y en localidades del interior. Cada 12 minutos se reporta un nuevo contagio de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
La epidemia ya suma más de 2.000 casos este año. Según las estimaciones de los expertos, el brote de dengue se intensificaría en el próximo mes y duraría hasta junio, que cuando comienzan a bajar las temperaturas. Esta situación nos obliga a redoblar los esfuerzos, tanto desde el Estado como también desde la comunidad para poder combatir el mosquito vector de la patología, también conocida como “rompehuesos”.
Hoy más que nada se habla de la importancia de la descacharrización, y es una de las tareas que mayoritariamente lleva adelante el Ministerio de Salud en todos los barrios donde se han detectado casos de dengue. Además de eliminar los recipientes donde se cría el mosquito, se realizan operativos en los que fumigan para matar al insecto adulto y se entregan larvicidas y repelentes. Justamente en esos recorridos los agentes sanitarios verifican que en muchos hogares hay escaso o nulo compromiso de las familias para prevenir la enfermedad, ya sea porque no los dejan pasar a las viviendas o porque no se involucran en las tareas de limpieza de sus patios. Pero en la lucha contra el dengue no solo importa lo que ocurra puertas adentro de las casas. Según un estudio realizado por investigadoras del Conicet, no todos los vecinos tienen las mismas posibilidades de afrontar la enfermedad. De hecho, el trabajo ha demostrado que la epidemia afecta más a quienes viven cerca de microbasurales o en contextos socioambientales poco favorecidos.
Las cuestiones ambientales, el contexto de pobreza y las inequidades en el acceso a los servicios públicos y de saneamiento han agravado la situación de las enfermedades vectoriales. “Claramente los sectores populares están más expuestos a la enfermedad que transmite el mosquito”, dijo una de las investigadoras.
Las especialistas sostienen que no se puede encarar un plan integral de prevención sin tener en cuenta las condiciones socioambientales que favorecen que se desarrolle el Aedes.
El dengue ya no es una amenaza. Es una problemática que sufriremos cada vez más seguido. No son pocos los expertos que aseguran que podría volverse endémico en nuestra provincia. Entonces, para tener éxito en el control de estas enfermedades transmitidas por vectores es necesario que se trabaje desde todos los sectores del gobierno, con acciones concretas desde el Estado, como la limpieza de las ciudades y las fumigaciones. Y también abordando las condiciones generales socioeconómicas, culturales y ambientales de nuestra población, relacionadas con el trabajo, la vivienda, el saneamiento, la infraestructura y los servicios de salud, entre otros.
La salud debería estar incluida en todas las políticas. Estamos frente al desafío de convocar a todos los sectores: educación, salud, trabajo, desarrollo social, obras públicas, entre otros. Desde la ciencia, generando vacunas y el desarrollo tecnológico para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento. En esta lucha también urge que todos, desde nuestros barrios, nos involucremos y tengamos un comportamiento activo para eliminar al vector.